En estas últimas semanas he tenido la suerte de volver a comprobar esa teoría mía que defiende que cada libro tiene su momento, y que muchas veces son los libros los que nos persiguen a nosotros (y no al revés). Hace tiempo, me llamó la atención una portada, después un título y más tarde su autora. Eché un vistazo a sus primeras páginas y sonreí al ver las primeras líneas. Sucedió que no lo compré, pero semanas más tarde volvió a aparecer en mi vida, y decidí que tenía que ser una señal, así que lo he estado disfrutando durante esta semana, y ahora vengo a contaros lo que me ha parecido, y a recomendaros su lectura.
El libro en cuestión es La vida Imaginaria de Mara Torres, finalista del premio Planeta 2012. Sin haberme leído el libro, el título me recordó a Vivir para contarla, de García Márquez (del que por cierto tengo su primera edición, comprada con el dinero que me dieron de un premio literario que gané en mis años mozos). Pensé: ¿uno cuenta la vida que vivió, la que recuerda, la que reconstruye o la que imagina? ¿Son nuestros recuerdos verdaderas memorias o reconstrucciones imaginarias de instantes memorables? Aquellas eran las preguntas que García Márquez me había dejado, y que luego vi también reflejadas en mi película favorita, Big Fish. ¿Podemos inventarnos una realidad que nos cure las heridas? ¿Se considera un autoengaño crear una ficción de nuestra vida o es simplemente una perspectiva que tomamos hacia la realidad? Con estas cuestiones filosóficas me adentré en las páginas del libro.
La vida imaginaria tiene algunos ganchos que atrapan al lector inmediatamente. El primero es el género literario que ha elegido Mara Torres, cercano al del diario. La protagonista, Nata, acaba de dejar una relación con su novio Alberto, así que abre su ordenador y escribe para desahogarse, para imaginar, para aliviar su dolor o para comunicar su alegría. Hay un poco de 'voyeaur' en la actitud del lector ante este libro, que no deja de recordarme principalmente a la narrativa que se desarrolla en los blogs. Uno siente que está leyendo algo íntimo, pero con lo que en realidad se siente identificado. Se desarrolla así una rápida empatía entre el personaje y el lector. Y es que lo que le pasa a Nata nos ha pasado a todos, ¿quién no ha hecho locuras por amor? ¿Quién no se ha preguntado cuándo se sabe que el amor de nuestra vida ha llegado a nuestra puerta? ¿Quién no se ha sentido sobrepasado por los desafíos de una vida en pareja? En otras palabras, se trata de un tema universal abordado desde la perspectiva de un único personaje.
En cuanto al lenguaje empleado, creo que uno de los méritos de Mara Torres es que, con un lenguaje sin estridencias, consigue una literatura evocadora y poética. Hay capítulos propios de una micro-novela, en los que con sólo unas líneas ya nos deja suficiente información como para sacar nuestras conclusiones, y también hay diálogos frescos, conversaciones que podrían salir de cualquier rincón de nuestro país en estos días. Aún con toda esta bofetada de realidad, Nata se sumerge en un mundo imaginario, en el mundo del "y si...", un mundo en el que todo es posible hipotéticamente, porque Nata imagina constantemente, imagina cómo podría ser su vida, qué pasaría si en vez de tomar un camino se decidiría por tomar el otro, como nos invita Robert Frost en su poema "The Road Not Taken".
Otro punto fundamental de la novela es el hecho de que esté contextualizado en nuestros días, por lo que la historia nos resulta todavía más cercana y lógica. La crisis económica, el rol de la mujer y del hombre, el salto generacional, la homosexualidad, etc., son temas que aparecen tejiendo el panorama social que nos define en estos momentos en la España de principios de siglo XXI. La dificultad que esto entraña es que, a pesar de que resulta complicado establecer la distancia suficiente para saber extraer esa realidad, el trabajo de ficción suena digno y convincente.
En cuanto a las críticas, son variopintas. Entre sus detractores, están los que piensan que se trata de una narración superficial y poco rica en matices que nos presenta un tema ya manido en la literatura de las últimas décadas. Otros críticos se centran en su clasificación del género denominado Chick-lit. Esta es una denominación otorgada a mediados de los 90 a una variante de la novela romántica que se ha llegado a etiquetar como post-feminista, y que suele estar protagonizada por mujeres actuales que se enfrentan a la dualidad de su vida profesional y personal, y que suelen estar encandiladas por algún ejecutivo, jefe, etc. Para que os hagáis una idea, aquí se encuadraría por ejemplo El Diario de Bridget Jones, de Helen Fielding.
Como conclusión, creo que Mara Torres ha sabido acercarse a un público que no necesita extasiarse con un lenguaje complejo y con temas lejanos, sino que le gusta sentir cariño por los personajes, aproximarse a ellos con una actitud de empatía y desplegar las alas de la imaginación hacia donde hay un mundo de posibilidades... ¿y si... leyeras este libro?
¡Andad, pues! Andad y vivid con la única vida que puedo daros. Mi inteligencia os nutrirá lo suficiente para que seáis palpables; os vestirá, aunque sea de harapos, lo bastante para que no avergüence vuestra desnudez. Yo quisiera forjar para cada uno de vosotros una maravillosa estrofa tejida con frases exquisitas, en la que os pudierais envolver con orgullo como en un manto de púrpura. (G.A. Béquer, Junio 1868)