La novela de la que os voy a hablar hoy, La Sonrisa de las Mujeres, de Nicolás Barreau (Espasa) es para personas detallistas. Para esas personas que se fijan en la esquina mal doblada del mantel, o se esfuerzan por coordinar el color de las cortinas con el de las flores del jarrón. Es además para personas que tienen un alto sentido del gusto, en su sentido literal, personas que paladean la vida y que pueden volver a un recuerdo de una tarde en un paseo de playa por el sabor al degustar un helado de tutti fruti. Es además para aquellas personas que todavía creen en la magia, en los imposibles y, sobre todo, en el amor que nos enseñaron los cuentos.
Todo comienza cuando Aurélie sufre un fracaso sentimental estrepitoso y, de manera accidental, llega a una
Portada de La Sonrisa de las Mujeres de Nicolás Barreau |
librería y coge un libro de la estantería. Contar más allá de aquí sería hacer flaco favor a todos los que estáis leyendo esto y no habéis leído el libro. Así que me basaré en comentar asuntos que no os 'destripen' el argumento. Creo que la novela tiene una línea argumental clara, bien sustentada, con personajes creíbles (aunque bastante estereotipados), y con el contexto de un París que todos llevamos en la imaginación (sin necesidad de haberlo visitado). Por otro lado, el lenguaje es sencillo, con algunos alardes poéticos, diálogos cortos y directos, y descripciones breves (a no ser que se hable de comida). En su conjunto, la novela es fácil de leer, tiene un argumento atrayente, y sabe enganchar al lector desde la primera página. Las referencias a la cultura francesa e inglesa son interesantes, y la inclusión de expresiones en francés le da más credibilidad y frescura a los diálogos. Además, el humor y la ironía son dos ingredientes que se encuentran escondidos en este texto, incluso mostrando que el autor sabe reírse de sí mismo.
Creo, no obstante, que hay aspectos que podrían estar mejor. Para empezar el autor utiliza muchos aspectos que bien podrían situarse en la película Amélie (desde el nombre de la protagonista, el contexto, la situación emocional, etc.), por lo que a mí parecer abusa de la memoria colectiva de los consumidores de este género cinematográfico. Otro aspecto mejorable es que la descripción psicológica de los personajes es algo superficial, no se termina de profundizar en los pensamientos y sentimientos de los personajes, incluso cuando la novela está narrada en primera persona a través de los dos personajes protagonistas. Finalmente, el desenlace de la obra, poco innovador, se salva por un epílogo insospechado y unas últimas páginas que sin duda harán sonreír a los lectores más sibaritas.
En definitiva, Nicolás Barreau logra una novela resultona, entretenida y divertida que, sin ser una obra maestra literaria, resulta ser una ópera prima coherente y bien presentada, y cuyo final, si bien manido, es el final que todos los cuentos nos han enseñado a soñar (y más si las palabras clave son 'amor' y 'París').
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